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miércoles, 5 de enero de 2011

"Es una alegría volver a ser libre".

En 1979 C. Dupree fue acusado injustamente de robo a mano armada, secuestro y violación de una joven de veintiséis años y condenado hasta a 75 años de prisión. Julio de 2010: A Cornelius Dupree Jr. se le concede la libertad condicional. Hoy, es un hombre libre gracias a unas pruebas de ADN. Treinta años de su vida que no volverán. Han expirado, marchitado, acabado, agotado,... ¿Qué peso tiene hoy en día la verdad? Pues la justicia está mal medida en la balanza. Dupree estuvo recluido en una prisión de Texas durante más años que cualquier otro preso sin siquiera haber cometido ningún crimen. Además, es el caso en el que más tiempo ha tardado en ser exonerado tras las pruebas de ADN que le brindaron un billete a la vida normal y corriente.
"Las palabras no pueden compensar lo que perdí", comentaba en una conferencia de prensa. Qué triste...
No es el primer caso. Sólo en Texas se han liberado a 41 presos condenados injustamente desde el 2001, mayor que en cualquier otro estado. Y lo peor de todo, es que no será el último.
Aún con éstas, ¿¡sigues siendo fiel al "ojo por ojo; diente por diente"?! ¿Cuántas vidas de inocentes se tienen que desperdiciar en cárceles de todo el mundo para que nos demos cuenta? ¡Quítate la venda de los ojos! A saber cuántas vidas inocentes han caído en manos de la pena de muerte... No se puede jugar a ser juez y verdugo, quitar o dar libertad a unos y otros, salvar o castigar la vida o la muerte y acusar al libre albedrío.

Ojo por ojo, y todos acabaremos ciegos.

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