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domingo, 9 de enero de 2011

Era justo lo que quería decir.

Dicen que no te acuestas sin saber nada nuevo, pues hoy he aprendido que la vida no es justa. No empieces con el sermón de que ya lo sabías, que cómo iba a serlo o que qué repetitiva puedo llegar a ser (que lo sé, también es cierto) sin ni siquiera dejarme terminar.
Me detengo mucho en la palabra justicia. Me suena a grande, a problemas, a derechos, valentía, injusticia, utopía y libertad, además de que he aprendido hoy que no se puede ser tan libre como uno quiere y sus múltiples combinaciones (es una palabra a la que se le puede exprimir mucho jugo, you know).
Vivimos con morro, enchufados, colados o cualquier otro sinónimo que se te ocurra y aún así nos atrevemos a decir que la vida no es justa, cuando somos nosotros los que empezamos a convertirla en su antónimo. Queremos encontrar la solución a nuestros problemas por la vía fácil y confundir aprovechar las oportunidades con jugar con la justicia. Nos rodea la injusticia de la pirámide de clases; unos más, otros menos. Estamos ante casualidades de la vida que por fortuna o no, nos llevan a actuar mediante egoísmo y no a través de la empatía y el altruismo.
¿Y tú qué has aprendido en el cole?


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