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domingo, 30 de enero de 2011

Empieza por la letra "G".

La vida se divide en momentos, recuerdos, ilusiones, deseos, frustraciones,... pero nosotras, ya no estamos divididas. Estamos más unidas que nunca, y que nada nos separe. Puede que no empezásemos con buen pie, o que acabásemos con el pie torcido, pero lo que cuenta es ahora: el instante que agarramos con las manos y el que vamos a soltar. Y para mí, es suficiente. Sólo vosotras, sólo nosotras. Y se acabó.
Somos cuatro personalidades distintas, y tenemos nuestros más y nuestros menos, pero en el fondo, nos parecemos mucho. El ir creciendo con vosotras me ha abierto los ojos, me ha hecho ver que merecéis la pena de verdad, y que no debo empeñarme en limpiarme los ojos de lágrimas por echar la vista atrás. Dicen que un amigo es aquél que conoce todo de ti y a pesar de ello, te quiere. Jamás una frase había tenido tanto significado para mí.
Las cosas cambian mucho en muy poco tiempo. Dan un giro inesperado y lo que antes era sí, ahora es no, y viceversa. Pero en este mundo de tonalidades grises, me gusta pensar que lo que antes fue, sigue siendo y será lo mismo, pase lo que pase, sea dónde y cuándo sea; estará ahí, conmigo. Estaremos las unas y las otras.

Y termina por "-racias".

martes, 25 de enero de 2011

-

Un curso de italiano en Italia nunca viene mal. Mayo está a la vuelta de la esquina.
Decidido está, sólo queda que no se tuerzan las cosas...


Enamórate de ti, de la vida y después de cualquiera.

domingo, 23 de enero de 2011

Posdata:

No creas que la vida es como una canción de pop, como una película americana de ésas que chica conoce a chico, el chico es popular y la chica pasa inadvertida hasta que sucede algo y... ¡zas! Se enamoran. Los finales bonitos no los inventaron para la vida real. ¿Qué me dices de los libros que lees? Todos acaban bien. Y esa extraña sensación de saber que el protagonista de tu serie favorita no morirá, ¡no puede morir, es el protagonista! Y en efecto, no lo hace. No pienses que te pueden pasar todas estas cosas, pero al menos, intenta que sean lo más parecido posible.

jueves, 20 de enero de 2011

Cuatro letras: Milo.

Era el rey de la casa pero siempre iba detrás de los demás. Podría pasarme horas y horas haciéndole cosquillas y que él luego me diera con la pata para pedirme más y más. Unos días antes, debatíamos sobre su nombre... yo era muy pequeña, y recuerdo que tenía una mochila de Mickey Mouse de la que estaba enamorada, iba y venía por la casa con ella a cuestas, aunque no llevase nada encima... No recuerdo qué nombre querían ponerle mis padres, o mis hermanos, pero yo lo tenía claro: quería que se llamase Mickey. Pero no coló. Su nombre siguió empezando por la "M" pero fue Milo. Lo siguiente lo recuerdo algo borroso, no sé si eran las horas siguientes o los días de después, pero veo montones de escenas que me hablan de él; de la bola de pelo marrón que luego creció y cuidó de mí cuando lloraba a escondidas. De cuando no podía subir al sofá porque no llegaba o de esas horas dándole leche... Las puertas de mi casa están pintadas con sus arañazos y si te quedas quieto y en silencio, puedes escuchar el eco de sus ladridos. Era celoso, cariñoso, alegre, juguetón, educado, tranquilo (parece que describo a una persona, pero en este caso, de veras lo parecía) y un poco miedica. ¡Le daban miedo los fuegos artificiales! Se intentaba esconder bajo la mesa y hasta arañaba la pared queriéndose meter dentro. Sufría por él, como él había hecho muchas veces por mí. A veces, creo que me entendía cuando le hablaba. Los días siguientes aún seguía creyendo que le podría dar lo que me pudiese sobrar de la comida. Seguía pensando que tenía que tener cuidado con la comida (dejarla a su alcance era una terrible señal, créeme). Aún escondía los paños y calcetines, creyendo que todavía podía robarlos para jugar. Me agachaba para coger el plato del agua y cambiársela, hasta darme cuenta que ese hueco está ya vacío. Si esto fuese una carta, las palabras estarían emborronadas. No quiero seguir con esto, prefiero quedarme con los momentos bonitos que he descrito a pensar en los malos.

martes, 18 de enero de 2011

Una del 27.

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

*

Hoy ha sido una mañana intensa... No hay mejor remedio tras unas duras horas de trabajo que sentarte, y leer a Luis Cernuda... me calma mucho y hace que repita éstos versos durante horas. Tendré cientos de poemas favoritos, pero hoy, éste ha dado en el clavo para sacarme una sonrisa.
"Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien, cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío...". Definitivamente...: Si el hombre pudiera decir lo que ama...

domingo, 16 de enero de 2011

La teoría de los domingos.

- Siempre se me hacen cortos los fines de semana, ¿no crees?
- Yo éste lo he aprovechado al máximo, lo he estirado como un chicle.
- Por muy de goma que sea el chicle, ¡ya nos hemos plantado en domingo!
- ¿Y qué domingo tienes hoy?
- ¿Cómo que qué domingo tengo hoy? ¿Qué clase de pregunta es esa?
- Ah, bueno, verás... es que, tengo una teoría: la teoría de los domingos. En los días de diario sólo tenemos un lunes, un martes, un miércoles... y hacemos lo de siempre; está todo calculado y programado. A veces nos saltamos la norma y no hacemos lo que tenemos que hacer, nos distraemos y olvidamos nuestros quehaceres. Y a la hora de llegar el fin de semana todo cambia (digamos que el viernes es neutro, como Suiza: no entra dentro del fin de semana ni tampoco en los días de diario, es lo más justo: ¡es mitad y mitad al fin y al cabo!). Los sábados son el día de la semana para elegir lo que quieres hacer. Este día se te permite todo y disfrutas por el resto de la semana. ¿Qué pasa? Que llega el domingo y ¡zas! Nos encontramos con dos caras de una misma moneda.
- ¿Dos caras de una misma moneda? ¡Es un simple domingo! ¡Un día más en el calendario y ya está!
- Sí, sí. Eso ya lo sabemos pero lo que quiero decir es que el domingo puede ser el día más productivo o el que menos. Suelen existir pocos términos medios para este día y es el caso de "o se da todo, o no se da nada", ¿no te parece?
- Creo que no te entiendo.
- ¿Qué haces un lunes?
- Voy a clase, estudio, hago los deberes, veo la televisión, ¡qué preguntas más estúpidas!
- ¿Y un sábado?
- Oh, los sábados nunca estudio. Me quedo en la cama hasta aprovechar todas las arrugas y luego, descanso, salgo por ahí y no vuelvo hasta que las agujas del reloj hayan dado vueltas y vueltas...
- ¿Y qué me dices del domingo?
- Uf, no sé... Depende...
- A eso me refería.


sábado, 15 de enero de 2011

Elije hacer el idiota.

Tenemos la capacidad de elegir una carrera u otra, un coche gris o uno rojo y llamativo. Decidir si queremos el pelo suelto o recogido. Elegimos los amigos que queremos tener, el sitio al que viajar el próximo verano. Continuamente decidimos si queremos ir a un bar o al cine, seleccionar tu próxima lectura o con quién enfadarte. Somos capaces de todas estas cosas y más, pero a veces, no somos capaces de elegir no hacer el idiota...
Suene bien o mal, bonito o feo, corriente o extravagante, me gusta las veces que elijo hacer el idiota, por mi propia cuenta dejar volar libre a la sensatez y cometer una locura, pero me odio a mi misma cuando no elijo hacerlo, pues, es cuando me doy cuenta de que no hago más que cagarla. Soy idiota.

viernes, 14 de enero de 2011

Tick-tack, tick-tack...

Se cerró la puerta. Se escucharon unos susurros lejanos. Ya había llegado. Quizás antes de tiempo o unos minutos demás, pero estaba allí...
Un aire frío recorrió las escaleras. Un portazo que resonó sucumbió las paredes en el más absoluto de los silencios. El pestillo echado, la puerta del baño cerrada, el corazón en un puño. La agonía pintó las paredes, y el más cálido de los llantos expiró...
- Ahora sólo quedamos tú y yo...
La bañera se empezaba a llenar, gritos y golpes sin parar. El tiempo corre ¡tick-tack, tick-tack! Y sólo quería llorar...
Se quedó sumergida bajo la cristalina capa de agua. Tomó unos minutos para pensar... El pasado, su pasado, lo que le había pasado, su presente y su próximo futuro... Todo sería tan... ¿inmediato? El tiempo, cuál reloj de arena se pasaba, sus manos envejecían por efecto del agua. El pelo suelto, la camisa desabrochada, el agua desbordada de la bañera. Sumergió la cabeza queriéndose sentir pez. El agua llenaba su cuerpo y una presión le ejercía en el pecho. El corazón le ardía...
Cada vez ese minúsculo cuarto se le hacía más y más grande, mover si quiera los brazos era pesado. Su mundo se hacía oscuro, no es cierto eso de aquél rayito de luz al final del camino. Sólo unos segundos más y...
Lo consiguió.

jueves, 13 de enero de 2011

Ruido.

Soy demasiado contradictoria. Otros lo llamaría bipolar, pero bipolar suena demasiado extremo... Si el otro día hablaba de lo importante que era el silencio, del poco o insuficiente caso que le hacemos, me he parado a pensar un momento (pues no dispongo de dos momentos) y... ¿¡qué sería de nuestra vida sin el ruido?! (me apiado de los sordos en este mismo instante). Sí, de ese tormentoso escándalo que a veces no nos deja dormir (¡malditas obras!, ¡odiosos vecinos!, ¡estúpida televisión!, ¡asquerosa alarma del despertador! y una kilométrica lista por detrás). El incesante e incansable recordatorio que hacen los electrodomésticos y demás aparatos tecnológicos cuando se les agota la batería (es tan terrible y odioso ese pitido...). ¿Y qué me dices del sonido de la campana después de clase? ¡Nunca un sonido ha sido tan bello! El estremecedor escalofrío que recorre mi cuerpo en pleno concierto y que al salir, los oídos los tenga completamente taponados. El propio sonido mecánico mientras escribo y escucho. El ruido de una risa. Escuchar el despegue de un avión o secarte el pelo a correprisas (¡¿por qué será tan ruidoso?!). Si te detienes, captarías miles de ellos. Está por todas partes; nos rodea y condena. Somos esclavos del silencio, pues, aunque queramos, viviremos a su vera y, aún siendo lo contrario, somos siervos del ruido ¡oh dulce condena!
Me encantaría detenerme en cada silencio y ruido que calla y escucha mi vida... ¡Pongámonos a ello! Por lo pronto, me pondré a escuchar algo de Oasis, espero luego tener suficiente silencio para poder estudiar.... ¡Sí, lo quiero todo!


http://www.youtube.com/watch?v=p7hGCYcfk0I Stop Crying your heart out.

martes, 11 de enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

Era justo lo que quería decir.

Dicen que no te acuestas sin saber nada nuevo, pues hoy he aprendido que la vida no es justa. No empieces con el sermón de que ya lo sabías, que cómo iba a serlo o que qué repetitiva puedo llegar a ser (que lo sé, también es cierto) sin ni siquiera dejarme terminar.
Me detengo mucho en la palabra justicia. Me suena a grande, a problemas, a derechos, valentía, injusticia, utopía y libertad, además de que he aprendido hoy que no se puede ser tan libre como uno quiere y sus múltiples combinaciones (es una palabra a la que se le puede exprimir mucho jugo, you know).
Vivimos con morro, enchufados, colados o cualquier otro sinónimo que se te ocurra y aún así nos atrevemos a decir que la vida no es justa, cuando somos nosotros los que empezamos a convertirla en su antónimo. Queremos encontrar la solución a nuestros problemas por la vía fácil y confundir aprovechar las oportunidades con jugar con la justicia. Nos rodea la injusticia de la pirámide de clases; unos más, otros menos. Estamos ante casualidades de la vida que por fortuna o no, nos llevan a actuar mediante egoísmo y no a través de la empatía y el altruismo.
¿Y tú qué has aprendido en el cole?


viernes, 7 de enero de 2011

Remember.


Hoy me ha venido a la cabeza el recuerdo de seis letras alemanas: Berlín. Las ciudades son libros que se leen con los pies. Habíamos callejeado sobre otros libros, pero jamás algo parecido. Disfrutamos como nunca; vivimos como si no fuésemos a volver a España, reímos hasta que nos dolió la tripa y dormimos lo justo. Me gustaría volver a leer este libro...
Y si es cuestión de leer; ¿por qué no darle un repaso a Italia? ¿Qué tal está Nueva York? ¿Muchos capítulos sobre Egipto? ¿Y qué me dices de ese chocolate belga? ¡No sé, decidámonos!

jueves, 6 de enero de 2011

Queridos Reyes Majos:

Este año he sido buena y he hecho los deberes. Melchor, me pido la aceptación de los homosexuales en todo el mundo; hasta en los países que es considerado una pena mayor, cadena perpetua o pena de muerte. También me he pedido una sonrisa para cada día y muchas pinturas para ir pintándoselas a los que estén tristes. Baltasar, me pido una súper-vacuna que erradique el dolor en el mundo. Mmmm... Gaspar, quiero además para estos Reyes Majos que las cabalgatas no traigan caramelos, sino puestos de trabajo y cosas buenas. Me pido eso que sale tanto por la tele y que quieren quitar: la muerte por inanición. Dicen que es terrible el hambre, así que me pido que la quitéis.


miércoles, 5 de enero de 2011

"Es una alegría volver a ser libre".

En 1979 C. Dupree fue acusado injustamente de robo a mano armada, secuestro y violación de una joven de veintiséis años y condenado hasta a 75 años de prisión. Julio de 2010: A Cornelius Dupree Jr. se le concede la libertad condicional. Hoy, es un hombre libre gracias a unas pruebas de ADN. Treinta años de su vida que no volverán. Han expirado, marchitado, acabado, agotado,... ¿Qué peso tiene hoy en día la verdad? Pues la justicia está mal medida en la balanza. Dupree estuvo recluido en una prisión de Texas durante más años que cualquier otro preso sin siquiera haber cometido ningún crimen. Además, es el caso en el que más tiempo ha tardado en ser exonerado tras las pruebas de ADN que le brindaron un billete a la vida normal y corriente.
"Las palabras no pueden compensar lo que perdí", comentaba en una conferencia de prensa. Qué triste...
No es el primer caso. Sólo en Texas se han liberado a 41 presos condenados injustamente desde el 2001, mayor que en cualquier otro estado. Y lo peor de todo, es que no será el último.
Aún con éstas, ¿¡sigues siendo fiel al "ojo por ojo; diente por diente"?! ¿Cuántas vidas de inocentes se tienen que desperdiciar en cárceles de todo el mundo para que nos demos cuenta? ¡Quítate la venda de los ojos! A saber cuántas vidas inocentes han caído en manos de la pena de muerte... No se puede jugar a ser juez y verdugo, quitar o dar libertad a unos y otros, salvar o castigar la vida o la muerte y acusar al libre albedrío.

Ojo por ojo, y todos acabaremos ciegos.

Ssshh.

A veces el silencio dice cosas más bonitas que las palabras. Un silencio en el momento oportuno da mucho juego. Me gustaría ser silencio de vez en cuando. Cuidadoso, curioso, intrigante, tenaz, singular, valiente, largo, corto, bonito, amargo,... Sí, has oído bien (nunca mejor dicho) quiero ser silencio. El silencio que se escapa entre las olas del mar. El eterno parpadeo de los semáforos. El goteo de agua de una larga ducha en un día de verano. El no ruido de las palomitas en una sala de cine. Ser la sombra que te acompaña... Hablar con la mirada. Callar al mundo con la verdad. Ser viento y escuchar el ajetreo de las calles. El momento clave de una película de terror. El silencio de un secreto. El instante que alguien te deja sin palabras...
Si de verdad crees que una imagen vale más que mil palabras, es que no has escuchado de verdad al silencio...

lunes, 3 de enero de 2011

Lunes.

Lunes. ¿A qué saben los lunes? ¿Suenan distinto al resto de días que vivimos? ¿Huelen a trabajo y mal humor? ¿Se desperdician? ¿Se viven con desgana? Creo que la mayoría de las veces le quitamos importancia a los lunes. Sí, como oís. Exprimimos cada segundo, minuto y hora de un sábado o descansamos un domingo al cien por cien... omitimos el resto de la semana y vivimos encerrados en la euforia de un fin de semana.
Suena a radio por la mañana mientras conduces, o el eterno martilleo del despertador. Saben a café y a comida rápida. Huelen a prisas y se viven rápidamente (que no quita que sean también intensamente...). Velozmente, a pesar de que sea el día que antes te levantas y más tarde te acuestas...
Me empiezan a gustar los lunes.
Ya queda menos para el fin de semana.

domingo, 2 de enero de 2011

Síndrome de Peter Pan.


Suena tan fácil echar la vista atrás. Y divertido. Me encanta ver fotos antiguas de los álbumes del salón. Recordar con anhelo esa vieja camiseta y el ir siempre despeinada. Cualquier momento era bueno para jugar; ¡desenfunda, vaquero! mientras me miraban Mamá y Papá por hablar sola... Eran tiempos de levantarme pronto y ponerme los dibujos animados, sin olvidarse de un Cola Cao (¡el mismo que previamente había hecho con la BatiCao!). Mi madre siempre me elegía la ropa, pero los vestiditos no podían conmigo, ya era muy independiente por aquél entonces... (independiente por decirlo de alguna forma, pero todos sabemos que la mejor expresión sería "que me salía con la mía", pero ¿qué más da?). Era época de empezar a leer (en este sentido las cosas no han cambiado mucho; vivía abrazada a las letras...). Siempre andaba metida entre colores y juguetes. Recuerdo cómo me enfadaba cada vez que se me manchaba la mano y el papel por escribir con la mano izquierda, ¡qué rabia me daba! Parece que cuando decimos aquello de "cómo han cambiado las cosas", lo primero en lo que pensamos es aquello de "míranos, que no teníamos preocupación alguna...". Las cosas no han cambiado tanto; aún me sigo manchando la cara al tomar un helado de chocolate, ¡me encantan los dibujos animados! y la leche con miel cuando mi garganta me lo pide. Aún pequeña, tenía mis pequeñas preocupaciones; me angustiaban las matemáticas, el enfadarme con las amigas o portarme mal. Han pasado muchos años y todavía me preocupan esas cosas. En el fondo, sigo llevando a esa mini-yo a todas partes. Creo que voy a tomarme un vaso de leche con Cola Cao, paso del café.

sábado, 1 de enero de 2011

Empezamos.


Vivo del recuerdo... así que, ahí va una vez más:

Tengo ganas de ti. De llegar a la cama y ver un camino de rosas sólo para mí. Tengo ganas de sentir tu aliento circulando por los poros de mi piel. De levantarme y que seas tú lo primero que vea nada más despertarme...Tengo ganas de tenerte y de hacerme mío a abrazos, de besarte hasta gastarte, de sentir tus cálidas manos dando un abrazo infinito. De comprobar a caricias que eres real y tocar tu suave piel una vez más... De que me susurres que me quieres y yo a gritos vocearlo al mundo...Tengo ganas de sentirte tan cerca como sólo tú y yo sabemos. Sentir que eres mío y que eres algo que no se toca, que no se roba, que no se rompe... Tengo ganas de quedarme sorda por oír lo grande que grita tu pecho al decir que quiere que nos escapemos juntos una vez más... De quedarme muda al dejarme tú sin palabras con un beso. De poder desgastarte con la mirada y recordar tu rostro para siempre... De sentir tu respiración y de que me aceleres el pulso...Tengo ganas de una caricia que no se borre ni con el mayor puñetazo. De que juntos nos riamos y sintamos nuestras risas al unísono... De que llegue esta noche y poder tenerte entre mis sueños... De que llegue el día y verte. De que...