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viernes, 29 de abril de 2011

Sangraba tinta.

Dentro de muchas y a la vez pocas horas diré: "Hola, Florencia" (digo, "Ciao, Firenze!"). Vísteme despacio, que tengo prisa. Detalles de última hora. Terminaré la maleta (con quizás kilos de más, y puede que con cosas de menos) y cogeré carretera y manta hasta Madrid. Viaje en coche. Nerviosismo. ¿¡Pero qué he hecho con mi vida?! Aeropuerto. Terminal, salida, pista, pasaporte, DNI, arriba, abajo (al centro y para dentro), comer algo. Adiós Papá y Mamá (y adiós España, adiós costumbres españolas y una lengua en la que sí te defiendes al 100%). Clase turista. Mochila arriba. Cruzo los dedos por un asiento junto a la ventana (y porque no pierdan mi preciosa maleta nueva) y ver paisajes y casas como puntos, personas como hormigas y nubes cercanas. Sonrisa en la cara. Quizás lea. Quizás no. Música. Y chicle (a gritos lo exijo). Nervios. Miedo. Adrenalina. Qué hacer. Sola ante lo desconocido. Ciao, come va? Questa è una unica opportunità nella tua vita.Y un... ¿chófer?

Otros lo llamarían simplemente "Giro de 360º". Yo prefiero llamarlo "Experiencia florentina". Chiuso fra 1 di maio alle 14 di maio.

jueves, 14 de abril de 2011

Pensé decirle que la vida era su boca.

- Tenemos que hablar.

Ésa es la frase detonante, la que lo dice todo, la que lo deja todo atrás, la que barre el pasado. Es así, ¿no?

- ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?

- Pues... esto, yo... es que, no sé, yo no-no quería que esto...

- Dilo.

- Que no sé si te quiero o si te odio.

Y por unos segundos que parecieron años, el silencio se hizo incómodo. Los dos callaron y bajaron la mirada. Uno de ellos atónito, incrédulo, roto.

- ¿Qué? Pe-pero... ¿Cómo no vas a saberlo? ¡Esas cosas se saben! Pensaba que... bueno, yo..., ¡Estas cosas no se sueltan así y uno se queda callado!

- Porque me duele la forma en que me quieres. Y a veces no sé si es peor el remedio o la enfermedad.

Y se fue. Sin decir más. Sin hablar menos en un silencio incómodo. En un segundo el viento removió la arena, en las que quedaron grabadas sólo por un momento sus pisadas, ahora ya lejanas. Una lágrima a susurros, un grito ahogado, un corazón apagado. Sus ojos hablaban por sí solos y se leía la rabia contenida en sus pupilas. Golpeó al árbol, al aire, incrédulo de dolor. Arañó un árbol y desnudó sus ramas. Se sentó, se levantó, pataleó, grito, chilló. Suspiró. Me duele la forma en la que no me quieres.


miércoles, 13 de abril de 2011

El mundo sigue girando...

Y sucede así. De repente. Surge de improvisto, como si fuese salido de la nada. A voz de pronto, sin decir nada, sin darte apenas tiempo a entender. En un fragmento de segundo, tu vida ha pasado ante tus ojos y no has estado ahí para verlo. Irónico, ¿eh? Es tu propia vida y no estás atento a cómo la desperdicias... La malgastas cada vez que te pierdes una de sus sonrisas, cuando no le dices lo bien que va, lo rico que está lo que ha cocinado o ya no le propones que os fuguéis juntos a una isla secreta. Desperdicias tus minutos cuando no le susurras que le quieres y como un eco, se lo repites hasta perder el habla... No apuras los días de excusa; que son aquellos en los que dices "¿te apetece película y palomitas?" como pretexto para estar en el sofá durante horas a su lado. Es duro ver cómo las manecillas del reloj siguen girando mientras estás tú ahí parado... El mundo no puede vivir tu vida por ti. No desperdicies la opción de conocer a esa persona sólo porque creas que no ha llegado el momento. No malgastes la oportunidad de ser feliz por el mero hecho de que no te apetece sonreír. Hay mucho mundo fuera, ¿lo vemos juntos? Venga, que cuanto antes empecemos, antes acabamos.

martes, 12 de abril de 2011

Me canso, me agoto, me rindo, te odio.

Creo que nunca lo he dicho pero... Odio a la gente que llega tarde y se inventa absurdas excusas para no quedar mal. Me agotan los que van de liberales, amantes del eslogan "peace & love" y en cuanto ven a un inmigrante se cambian de acera. Y sí, me enervo con los malditos comprometidos que se des-comprometen a la vuelta de la esquina. Me rindo ante la gente que dice "lo dejo" sin si quiera intentarlo. Me desaniman los que menosprecian tu trabajo, tus estudios, tus ilusiones y todo tú. Puede que no me calle ni una, que suelte todo al libre albedrío, que sea sincera de más, pero sólo porque odio las mentiras o las verdades a medias... Sí, ésas que sólo te muestran una cara de la moneda. No puedo con recuerdos del pasado que vuelven como un boomerang. No soy capaz de alegrarme de verdad si por dentro creo que está mal. Me desanima pensar en tanta hipocresía, en tanto altruismo y tanta tontería. Me cansan los malos modales y las malas formas. Odio no llevar la razón o que me contradigan. Estoy harta de tanto sin sentido... Que sí, que sí; que me quejo de más, es una pequeña manía. Todos tenemos, ¿no? Pues yo tengo muchas y muy raras, ¡qué se le va a hacer! Otra de mis rarezas es poner una foto feliz en un texto como éste, no pinta nada, pero me sale una sonrisa en la cara, que es lo que me hace falta hoy.

viernes, 8 de abril de 2011

Es bitácora.

Soy realmente contradictoria. El otro día, debatía para mí misma qué debía hacer con mis redes sociales, si destruirlas o dejarlas crecer. O ahora mismo, que escribo para mis adentros. Empecé en el mundillo de escribir hace muchos años, pero nunca me lo he tomado en serio. Comencé a pasos cortos, apenas balbuceaba por estos mundos, y mucho menos diré que la gente me leía (por suerte, como ahora). Lo hacía a escondidas, como con vergüenza, con timidez, entre secretos, a susurros. Me encantaría decir que éso ha cambiado, que he madurado en ese sentido, pero mentiría. Escribía y borraba, editaba, escribía algo distinto y lo eliminaba, crecía, me desahogaba, olvidaba.
Siempre me lo he tomado como un desahogo, un cuaderno de esos de bitácora que tanto se llevan ahora. Con la única diferencia que éstos, no tienen candado. Durante tanto tiempo, he dejado mis pensamientos al aire, mis sentimientos al público, mis miedos y temores gritados por ahí, mis alegrías y desilusiones escritas con luces de neón para quien sea, para tal vez nadie, o para cualquiera, ¡quién sabe!



Querido diario:
Hoy es un viernes soleado, quizá el más soleado de la semana. Aquí estoy, desaprovechando rayitos de sol a medida que tecleo en el ordenador y me esfumo entre mis pensamientos. Saca las gafas de sol, seguiré pensando fuera. Total, para ti, para mí, para nadie, puede esperar, el sol, no.