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domingo, 25 de diciembre de 2011

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Conoces rincones de mi piel que la luz del sol todavía no ha descubierto.
Aún se puede oler tu colonia en mí, tu sabor en mi boca. Tus ojos en mi mirada. No estoy preparada para decirte adiós.

Ellos.








Un día como otro cualquiera, amanece distinto. Decides tomar las riendas de tu vida, lanzarte al vacío y desayunarte el mundo con unas tostadas de tomate y un café. Coges carretera y manta; echas tantos kilómetros como para olvidarte de donde vienes pero no hacia dónde vas. Eso te asusta. Lo nuevo, lo desconocido.
Ese mismo día tu vida cambia. Conoces a personas que aún no lo sabes, pero lo serán todo para ti. Compartirás tus días con desconocidos que acabarán sabiendo toda tu vida. Irás a casa los fines de semana y tendrás ganas de volver. Añorarás a tu familia con ellos. Irás a fiestas, trasnocharás y dormirás con ellos aún teniendo tu cama a metros de distancia.
Pensarás que, cómo de un día para otro, que es imposible llegar a tener a tu familia si la tuya está muy lejos de ahí...
Han pasado tres meses, pero ahí todo se intensifica y magnifica. Queda un largo año que recorrer y siento como que el tiempo va a pasos agigantados con vosotros. Queda mucho Madrid que vivir y muchas risas y lágrimas aseguradas.
Quizás, llegue un día, no sé si mañana, pasado, en un mes, en dos años o puede que nunca, lea esto, reviva lo que he pasado y lo que queda, y se me quede una estúpida sonrisa en la cara...
Son amigos que cambian tu vida, tu forma de verla y te quieren tal y como eres. Te conocen por casualidades de la vida; en el Jaime, en el Templo de Debot, en los pasillos, en cafetería o en cualquier otro estúpido rincón, pero que queda marcado para siempre. Te apoyan y para ti son como "amigos de toda la vida". Gandhi dijo una vez que "las huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos" y espero que estas huellas, no se borren nunca...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

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Alguien dijo una vez que hay miradas que matan. Lo que no sabían es que hay noticias que hieren tanto, que te dejan el corazón helado. Intentas, en vano, soltar un insignificante hilo de voz, mas no sueltas nada. Las palabras se quedan mudas. Gesticulas al aire, sin saber qué decir, intentando dar ánimos. Recurres al típico "lo siento", al compás de una lágrima desbordar por tu mejilla. La segunda lágrima viene después; acompañada del sentimiento de impotencia. Se me encoge el corazón solo de pensarlo, de sentir una vez más sus tartamudas palabras.
Ahora más que nunca, hay que ser fuertes por todos aquellos que no pueden serlo, ahora más que nunca hay que tirar para delante.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Es uno de esos días en los que un resquicio de sol se cuela por la ventana. No hace falta despertador que te avise que el mundo sigue girando. Desatas tus ojos de la prisión sometida por Morfeo. Tu estómago canta y ruge. Tus pies saltan y danzan por la habitación. Sí, te hablo de esa sensación. No puedes evitarlo. Te invade todo el cuerpo.

- ¿De qué estás hablando?

- Euforia.

sábado, 10 de diciembre de 2011

!!

Después de todo sé que nada es permanente y que al impaciente se le olvida la miel del presente. Nada es tan urgente, nada tan importante, nada merece mas la pena que el instante que tenemos delante y el siguiente y la oportunidad de hacerlo diferente.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Eres la casualidad de mi vida.

Una sonrisa tonta en la cara. Pocas palabras, pero gestos que hablan por sí solos. Un roce, una caricia. Un beso. Una sonrisa tonta en la cara.
Fue pura casualidad, coincidencia o, ¡qué se yo! Pero la casualidad de mi vida. Voy a la deriva, sin saber dónde parar o cuándo detenerme. Siento que voy andando hacia un precipicio y no me estoy dando cuenta... No puedo evitarlo. Pensarte sin verte. Escucharte sin tenerte. Pensarte sin olerte. Acariciarte sin quererte. Hablarte sin comerte...
Estoy echando de menos algo que aún no tengo; pero que está en camino. O eso creo...