Seguidores

viernes, 4 de febrero de 2011

Con el paso de los años, he ido aprendiendo a base de caídas lo que es la decepción. Debí caer muy bajo, aún no he encontrado la solución a esa pregunta. Las personas nos decepcionan. Una tras otra. No esperes que siempre te den algo bueno o morirás esperando. Habla el egoísmo, el desinterés, la despreocupación y el orgullo y te da de lado a ti, a tus miedos, preocupaciones y sentimientos. En su momento me cansé. Lloré hasta formar mi propio charco de lágrimas, pero hoy es diferente. No hablo de "doy más que recibo, ni recibo más de lo que doy", no, ¡nada de eso! (¿o sí?). Se trata de anteponer su felicidad a la tuya. Ya no quiero saber nada más de si me quieren, si se preocupan por mí o si de verdad me están escuchando o sólo me están oyendo. Y si mañana lloro por lo mismo que estoy escribiendo aquí, será por puro agotamiento, de no poder evitarlo, no por una estúpida contradicción.


Ya nada importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario