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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hoy.


Qué cosas... Siempre estamos hablando de nuestras vidas, y andamos pegados al tiempo a todas horas... Y lo cierto es, que la mayoría de las veces que hablamos de él lo hacemos tan sólo porque nos preocupamos de dos cosas: el pasado y el futuro. Sí, sí; son dos de las cosas que más nos atormentan y de las que más nos martirizamos... Nunca nos centramos en el hoy, aquí y ahora, en nuestro presente. Constantemente nos preguntamos ¿por qué? con la mirada puesta en el pasado, y no dejamos de quedarnos ilusionados con ese gran futuro que nos espera y que será mucho mejor que lo que hemos vivido anteriormente. Pero, ¿por qué no nos centramos en el ahora? Sencillamente, no somos capaces. Quizás sea el deseo de querer vivir sin sufrir, sin problemas, con un montón de ilusiones bajo la manga y con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en que eso, tal vez pase mañana. Quizás el no querer olvidarse de un recuerdo del pasado al que estás tan aferrado, que no te deja ver que hoy es un día maravilloso. Andamos siempre pensando en el día de mañana; un gran futuro por delante, pensar las cosas con cabeza, un viaje dentro de ocho meses, si seguirás con esa persona especial dentro de unos cuantos años... sin si quiera darnos cuenta, de que lo único que importa es lo que sientas o no hoy, justo en este segundo, de este minuto, de esta hora, de este día. Vivimos con miedo. Ese temor que nos come por revivir las malas experiencias de las que tanto hablamos del pasado, creyendo que quizá en el futuro no nos hagan daño. Piensa en lo mucho que brilla el Sol, en lo altas que están las nubes hoy, en el color frío y serio del viento o hasta en qué comerás hoy. Disfruta, baila, ama, canta, sueña, ríe, juega, corre, llora, pinta, escribe, salta, enamórate sin miedo... Sólo si te centras en ti y no en unos números de ese viejo y nuevo calendario, podrás ser feliz. Nadie te asegura que no lo pases mal, que no llores, que no sufras,... pero retenerte para siempre en el futuro que quieres vivir o en el pasado que te enamoró no hará que el día de hoy cambie. Otros lo llamarían simplemente "carpe diem"...


1 comentario:

  1. ¡Oh capitán, mi capitán!. Eso es, carpe diem.
    Tomar conciencia del ahora es tan complicado en el estado actual de las mentes... No nos concedemos el más mínimo respiro para reparar en el color de las flores que bordean el camino, apenas sabemos contemplar "esas pequeñas cosas" de las que habla Serrat. Tan solo reduciendo unas milésimas nuestra actividad cerebral, experimentaríamos un auténtico cambio alquímico. se modificaría nuestra forma de ver la vida. Es necesario un cambio de conciencia, un estado de conciencia en el que sí sea posible el amor porque nos descubrimos amor. Aquí, ahora. No hay nada más.

    Un beso, María.

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