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lunes, 29 de noviembre de 2010

Io sono.


Llevo días con este blog y ni siquiera me he presentado, ¿¡es que estamos locos?! Pues bien, soy María (mala y comúnmente apodada 'Belmon', sí, como oís), he superado la mayoría de edad hace escasos meses (lo digo como si se tratase de aprobar algo o ganar un premio, vaya) y, bueno, espero salir viva de esta...
Soy terriblemente atea (sonará contradictorio al nombrar que hice la comunión, cual títere movida por los hilos de mis progenitores) y fiel a mis ideales (aunque ni yo misma sabría bien explicar ésto). Quizás sea algo (demasiado) incrédula, pues, ¿qué es eso de la suerte, el destino, las supersticiones, la magia, los milagros, adivinar el futuro, leer las manos o el propio Dios? Para mí, nada. Suelo ser bastante irónica, sarcástica, payasa y borde, pero también atenta de más, cariñosa y asquerosamente impaciente. No me gusta llegar tarde, el huevo frito, la coliflor, la cerveza, la gente con prejuicios, el maldito reggeton, las matemáticas o sentir que he desaprovechado un día. Muy segura de mi misma dentro de mis inseguridades (sí, sí... contradictorio, ¿verdad? Soy una persona de mente abierta, segura de lo que quiero, de lo que me gusta y de lo que me propongo, sólo que a veces se me olvida...). Soy adicta a la cafeína (pero no al café) ¡la Coca-Cola me tiene absorbida! ya la trato de tú a tú, gajes del oficio, cosas cotidianas. Y he de decir que admiro tantas y tantas cosas... Admiro a la gente con principios, fiel a sus ideales aún en las adversidades; admiro a aquellas que son capaces de resolver problemas matemáticos o físicos sin algún problema; a los que inventan una nueva forma de hacerme sonreír; admiro a la gente creativa que hace que me zambulla en un libro y nade tras sus páginas; admiro el arte en general; admiro a...
Definir es poner límites. Así que, ¿por qué no lo dejamos aquí?


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