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sábado, 27 de noviembre de 2010

Gandhi dijo una vez que nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos. Y sólo espero eso. Es una forma más compleja de decir que no quiero separarme de ti, que tu amistad para mí es mucho, igual que para los demás. Quizás todo este discurso suene cursi, y me toméis todos por una niñata-ñoña, pero es cierto eso que dicen de que empiezas a echar de menos las cosas cuando dejas de tenerlas... Puedo decir con la cabeza bien alta que estos dos años a vuestro lado son el mejor recuerdo que me llevo de mi paso por la Escuela. Sé que os echaré de menos el día que no os tenga, pues, aún teniéndoos y teniéndote en la distancia, os extraño. No sé aún si existen amigos para siempre, pues el tiempo es algo efímero y relativo para hablar de él (y más si tomamos como referencia mi experiencia y mi corta vida), pero me gustaría pensar que seguiremos siendo 1ºC aún cuando estemos jubilados...
Sólo disfruta de tu día, de tus amigos, de tu familia, del fin de semana, de tus diecinueve (¡que se te han echado encima ya!) y un enorme felicidades.

P.D.: Sí, escribo tras una postdata como si lo que fuese a decir no fuera importante (que el caso, para mí ni sí, ni no) pero no quiero terminar esta dedicación sin al menos mentar a mi madre, felicidades a ti también. Tú sí que eres uno de los mayores Milagros de mi vida.

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