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domingo, 5 de febrero de 2012

Recuerdo cómo empezó. Pero no sé si soy capaz de lograr saber el final de la historia... O de si quiero saberlo o recordarlo...

Un títere. Dos palos de madera. Mis brazos vuelan y se enredan entre los hilos. Mirada perdida. Te busca. Y no te encuentro. Piernas que no andan; vagan. Ando a la deriva. Un corazón latente que no late. No siente ni padece.

Unas tijeras. Unas manos agrietadas de dolor y un ligero movimiento. Rápido y fino. Dolor. Adiós a los hilos que me ataban a la vida. Adiós a la marioneta de la que era presa.

Ahora sí que lo sé. Cáncer se llamaba.

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