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miércoles, 15 de junio de 2011

Locura eres tú.

Rompió el silencio y dijo:

- He cometido una locura.

Sus ojos desgarraban verdad y lágrimas, se entrecruzaron las miradas y pensó durante sólo un instante, si sería bueno abrir la boca, o callarse para siempre.

- Estoy enamorada. Terriblemente enamorada. He caído en tus mil trampas, en tus dulces y delicadas palabras, me he vuelto loca y he cometido la mayor locura de todas: quererte. Te quiero, y mucho. Me duelen las horas que estoy sin ti. - bajó la mirada. No era capaz de tragar su propia saliva. Estaba nerviosa, ¿qué acababa de suceder? Pasó un segundo, y dos, y tres.

Él se levantó de la silla, se acercó a ella y puso su mano en su mejilla. Su brazo se enredaba entre su pelo y por un tiempo, sus miradas se hicieron eternas. Una sonrisa tímida, casi con miedo se contempló en el rostro de ella. Pasó sus dedos por aquellos delicados y finos labios rojos que tiempo después serían suyos. Sus brazos se enredaron, sus labios chocaron en un profundo beso. Ahora no fue ella quien habló, sino él, en un susurro dijo:

- Habría sido una locura conocerte y no besarte nunca.

(...)


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