Ser letras llevadas por el viento a ese lugar que solo tu pelo revuelto, las lágrimas por aquellos besos robados y yo, conocemos. Escribir cientos de versos sobre la cremallera de tu sonrisa, esa que abro y cierro cuando quiero.
Ser letras acaecidas a un amor de verano; ese que parece que se para el tiempo y no hay otra estación más en el año que la del tren para decir adiós a esas vacaciones.
Ser letras es ayudar a gritar con palabras lo que el corazón lleva guardado en el bolsillo. Describir cada onomatopeya de dolor como si no hubiese vida detrás.
Ser letras robadas de tus labios; del susurro incesante que se esconde entre tus manos y mis caricias.
Ser letras por el simple hecho de querer quererte de forma distinta, de describir la palabra "beso" a escondidas, pues es la única forma que tengo de tener tus labios presos.
Ser letras de aquellas tantas quejas e injusticias que van a ninguna parte, escritas por un don nadie y que quizá, y solo quizá, alguien lea. A nadie le gusta leer quejas, injusticias, verdades o realidades si no conciernen a uno mismo.
Ser letras dobladas en una servilleta de cafetería. Palabras que hablan de ti y de mí. Y ahí se quedan; en la nada.
Ser letras y sentir la tinta fluir cuando mis manos rozan tu espalda.
Ser letras olvidadas, desinteresadas, muertas.
Ser letras vivas, apasionadas y quizás recordadas. Letras que se releen; palabras que no se olvidan.
Ser las letras que te llevan a la nostalgia de aquél recuerdo grabado a fuego en la piel; a tinta en el papel. Llorar y emborronar lo escrito. Sufrir por el pasado; reescribir un futuro.
Ser las letras de esta pobre carta que nunca verá la luz del sol; rayos de luz que se escapan entre las grietas de este desolado corazón.
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