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viernes, 27 de abril de 2012

Llover eternamente.

Me hacen gracia tus pecas. Parece que están puestas ahí aposta, para que no deje de mirarte. Se respiraba humedad. Me muerdo el labio porque no soy capaz de decirte con palabras lo que dice mi mirada cuando te ve. Cuando estamos juntos. Cuando te tengo tan cerca físicamente pero mentalmente tan lejos...

- Me gusta la lluvia. A la gente normalmente no le gusta, se pone la excusa de que no deja hacer planes o de que fastidia otros... Pero yo creo, que es cuando más planes surgen.- Y me lo dijo pensativo, pero de un tirón. No dudó ni un momento.

- ¿Qué?- Dije sin más.

Me daba igual que lloviese, granizara o nevara en estos momentos mientras pudiese ver esos grandes ojos fijos. Perderme entre el negror de su oscura mirada...

- Sí, quiero decir que, hay dos tipos de días de lluvia: O bien puede ser de esos que te apetece ver una película en casa y ni salir del sofá ¡eres rehén y esclavo de tu propia manta! O acabas con esa persona especial...

- Creo que no entiendo nada.

- Quiero decir que está lloviendo, que estamos los dos juntos, que me apetece ver una película y que nunca se me ha dado bien elegir...

La cara se me iluminó y sonreí como una tonta. Eso era lo que era en ese momento. Feliz, no tonta. Me atrajo a él y, para mí, podía llover eternamente...

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