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martes, 15 de marzo de 2011

Un café solo, por favor.

Siempre había querido un taburete rojo, de esos de barra americana, al otro lado del charco, estilo años 50 con un cartel en la pared que diga claramente "Rock Rules!" y de llamativas luces. Se tomaba el café con calma, como queriendo alargar el momento. Removía la cuchara y sentía que sus pensamientos se mezclaban con cada uno de esos giros. Dos cucharadas de azúcar. Queriendo desvanecer sus problemas con cada uno de esos granitos. Ilusa.
Llevaba un par de días apática, sin sonreír, estando por estar; fingiendo. Lloraba a solas, pero poco, pues luego tenía que mostrar al mundo la mejor de sus sonrisas. Sumergida en su propia burbuja. No le decía a los demás cómo le había ido el día realmente; "bien, como siempre, supongo" decía entre susurros. Y no, mentir es distinto a ocultar la verdad.
Daba un largo sorbo al café. Seguía amargo. Como ella. Le falta leche. Le sobran problemas.

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