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martes, 6 de septiembre de 2011

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Le encantaban los tulipanes. Ya jamás podrá volver a olerlos. Soñaba con poder volar y surcar el cielo. Ahora está entre las nubes más lejanas. Lo que más me gustaba de ella es cuando se le quedaba chocolate en la comisura de los labios se reía e intentaba disimular sus mofletes rojos. Mataría por volver a escuchar el sonido de tu risa.
Adoraba una tarde aprovechada en el sofá con un bol enorme de palomitas. Se quitaba el reloj para no saber cuántas horas había desperdiciado del mundo y hacía suya la frase de "mañana será otro día". Odiaba la música fuerte, el romper las paredes con claves de sol. Apreciaba la música suave y mecerse entre las notas para irse a dormir.
Sus grandes ojos fijos, su pelo enmarañado.
Devoraba libros y onzas de chocolate. Para ella un día sin leer, reír o sin chocolate, era un día desperdiciado. Con sólo una de ellas, era feliz. Ya no podrá recitar frases, leer una buena novela, o que le duela el estómago de tanto chocolate.
Mataría por poder decirte que te voy a echar de menos.

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