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lunes, 19 de diciembre de 2011

Es uno de esos días en los que un resquicio de sol se cuela por la ventana. No hace falta despertador que te avise que el mundo sigue girando. Desatas tus ojos de la prisión sometida por Morfeo. Tu estómago canta y ruge. Tus pies saltan y danzan por la habitación. Sí, te hablo de esa sensación. No puedes evitarlo. Te invade todo el cuerpo.

- ¿De qué estás hablando?

- Euforia.

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